La anti cheeseburger de Juicy Lucy 

Un domingo por la mañana me levanté con ganas de ir al Kika por un completo o un crudito. Tamaña fue mi sorpresa cuando, al llegar, estaba cerrado. Me quedé huérfano teniendo que improvisar un lugar donde almorzar. 

Entre las opciones cercanas estaba Juicy Lucy, hamburguesería que casi no tenía en mi radar y no había probado, pero que tenía buenas fotos. Estamos, dije. Seguramente estará bien, pensé. Pero no fue tal. 

Si bien la hamburguesa no tenía mal sabor, la encontré, en general, reguleque. O sea, nada especial. Nada por destacar. Más marketing que nada. Sin ser mala, era una preparación que uno podría hacer sin problemas en su casa. Ningún atributo que te haga volver.

Como era mi primera vez en el lugar, quise irme a la segura y me fui por un clásico: una cheeseburger. Cuando pienso en una cheeseburger,  lo que viene a mi mente es lo más parecido a un cuarto de libra con queso del McDonalds: una burger donde el queso destaca, es protagonista y sale por todos lados. Pero la verdad es que la cheeseburger de este lugar es cualquier cosa menos una cheeseburger. ¡Apenas se veía el queso!

Poquito, poquito, poquito. Casi ni se sintió. Era más bien una clásica hamburguesa con lechuga, tomate, cebolla y pepinillos. Estilo Whopper con una lámina casi imperceptible de cheddar. De cheeseburger, cero. 

La verdad, no creo que vuelva ni tampoco la recomiendo. Lo único que podría destacar es que, al menos, se mantuvieron firmes en su formato y no siguieron la moda de las smash burgers que igual no más están bien ricas

Quizás las otras burgers con ingredientes más “gourmet” están mejores, pero con tanta oferta de hamburguesa, no creo que regrese para probarlas.

Deja un comentario